En 2010, la Fundación para la Libertad de Expresión (FUNDALEX) lanzó una dura crítica a los medios de comunicación mexicanos que se han politizado y partidizado, además de aplicar censura y la autocensura para omitir o desvirtuar la verdad.
“La gran mayoría de los medios no utiliza un código de ética, aun cuando existen iniciativas deontológicas propuestas por los propios medios de comunicación y por otro lado prefieren no denunciar por el temor a ser violentados”, se decía en un reporte de la organización mencionada, en aquel año.
La FUNDALEX acuñó también un término (sicarios periodísticos) para los personajes ⏤ que de ningún modo pueden considerarse reporteros o periodistas ⏤ que a la paga y orden de algún individuo o grupo, escriben calumniando, difamando e injuriando a un adversario, a instituciones o personajes de la vida pública para denostar su labor y minimizar posibles denuncias en su contra, motivadas por su actuar o trabajos que afecten a alguna rama del gobierno, algún poder o partido político.
MEDIOS CORPORATIVOS, SICARIOS PERIODÍSTICOS
Casi once años después, y en plena transición hacia un sistema político que no dé cabida a la cleptocracia, los medios de comunicación del viejo establishment continúan siendo el engrudo de una maquinaria criminal, que por décadas se sirvió de los recursos naturales y humanos de México y ha condenado a generaciones enteras de mexicanos a sobrevivir en una pobreza crónica incompatible con la riqueza socioeconómica que los trabajadores de la nación producen día a día para disfrute de los poderosos, según ha quedado demostrado ahora que, bajo el gobierno del otrora eterno opositor izquierdista Andrés Manuel López Obrador, se abrió la caja de pandora del dinero público expoliado.
A punto de llegar a las elecciones intermedias del sexenio de López Obrador, en las que se renovará el Congreso de la Unión, por ahora controlado por el partido Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), que llevó a López Obrador al gobierno. los medios de comunicación “corporativos” (como los definió el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Salud) continúan con su labor de sicariato periodístico, asesinando día con día la verdad histórica en una paradójica sociedad de la información... —¿o de la desinformación?
Pienso tan sólo en las notas informativas parciales, confusas y adulteradas que por más de doce meses han intentado minar el esfuerzo heroico de los encargados de un sistema de Salud Pública en ruinas que busca detener la propagación del virus SARS-CoV2 en México, así como en las campañas cotidianas de desacreditación de un gobierno que se ha dedicado en estos años, básicamente, a desmantelar (con todas las vicisitudes que esto implica) redes de corrupción entre el sector público, el sector privado y la delincuencia organizada; además de intentar resarcir el daño causado a las mayorías debido a la aplicación de políticas públicas depredatorias que llegaron a dejar a México a pocos pasos de ser un Estado fallido.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA VS Sicariato Periodístico
Y mientras estaba a punto de rematar este texto, encontré en medios que José Antonio González Anaya, concuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari y oscuro peón en el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos (Pemex) y su desfalco durante la administración de Enrique Peña Nieto —según testimonios del hoy indiciado ex director de la petrolera estatal, Emilio Lozoya—, ocupará un puesto directivo en el área clave de internet y TV por cable en Televisa, una de las corporaciones de medios más poderosas de Iberoamérica.
Esto ocurre luego de que el periodista Alvaro Delgado destapó los nexos entre el portal de noticias Latinus, su sicario periodístico Carlos Loret de Mola, y una red de adversarios políticos de Andrés Manuel López Obrador, comprometidos a detener a la llamada Cuarta Transformación (4T) del mandatario izquierdista.
No hay lugar a dudas de que el sicariato periodístico es más intenso hoy que hace diez años. Pero también, con cierto sosiego, vi que México en 2020 se alejó significativamente en el índice de Estados potencialmente fallidos, con un nivel 67.2 de fragilidad, contra el 75.1 de 2011, donde 1 es una nación fuerte y 100 es un país destruido institucionalmente. De modo que uno de los grandes retos del país, en los que la participación ciudadana es un factor clave en la elección de sus fuentes de información, que es la alimentación de la mente y el espíritu, será cerrar el paso a los medios de comunicación sicarios, cuyo único objetivo es dividir y desmantelar a la nación mexicana en favor de intereses particulares, incongruentes con las necesidades de la población. 👣
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