Nuevo Orden: Cine-Basura Multipremiada

Una de las virtudes de las plataformas de contenidos audiovisuales es que reciclan películas y series televisivas que ya se ganaron un lugar en la historia del entretenimiento. Este 2024, Netflix México reestrenó Nuevo Orden (2020), dirigida por Michel Franco, la cual, a pesar de tener varios premios internacionales, en su momento de estreno fue mal recibida en términos generales por el público mexicano.

Etiquetado como un drama distópico, Nuevo Orden es en su inicio una sucesión incoherente de escenas violentas gratuitas por las que transitan personajes desdibujados por el estereotipo de burgués de telenovela setentera, sin historias individuales y, por lo tanto, irrelevantes en lo que podría considerarse la anécdota de la película.

Los riquillos de telenovela — o por lo menos clasemedieros aspiracionistas — en torno a los que se supone gira la película, responden en tono anodino ante su propio infortunio; pero la narración del director, que es al mismo tiempo el guionista, filtra un chocante discurso subyacente de odio contra la base trabajadora de la sociedad mexicana: En su Estado totalitario imaginado, Michel Franco no tiene a un Pinochet, ni siquiera a un Porfirio Díaz, que encabece el presunto e invisible Golpe fascista en que viven y mueren los personajes.

La maldad del “nuevo orden” que se instala sin que ni los personajes ni el espectador se den cuenta, proviene de soldados rasos morenos, gordos, feos, ladrones, violadores y secuestradores, que toman sus propias decisiones para expoliar, victimizar, violar y masacrar a una élite social de gente bonita y blanquita que buenamente reparte dinero a quien se lo pide, sean mendigos o criminales.

El timing del reestreno de Nuevo Orden en Netflix no es casual: Se da justamente en un momento postelectoral en el cual los grupos de poder de la Derecha Global mantienen el golpeteo mediático contra el flamante régimen de la llamada Cuarta Transformación, que fue ratificado en las urnas por una impresionante y abrumadora mayoría electoral, y que pretende frenar el neoliberalismo para refundar el Estado Benefactor destruido a principios de los años ochentas del siglo pasado.

Si se revisan al azar los comentarios en redes sociales sobre este reestreno de Nuevo Orden, veremos que muchos espectadores orientados por el conservadurismo social están convencidos de que la película de Franco es una profecía política. O sea, que el filme ha cumplido su misión de brainwashing o lavado de cerebro en los sectores a los que pretendía llegar.

Aunque Michel Franco asegura que le echó mucho cerebro a imaginar su “distopía”, lo cierto es que para armar historias futuristas hay que tener un bagaje cultural de mayores miras. Y vale aquí mencionar, sólo por mera comparación, el trabajo de la escritora Margaret Atwood en The Handmaid's Tale  (El Cuento de la Criada) que se convirtió en una serie televisiva de alto impacto y ante todo, es un relato verosímil, debido a que tiene un sustento histórico y cultural, aunque el lector o espectador nunca abandona el marco de referencia de la fantasía.

A pesar de todo, vale la pena sentarse y perder 88 minutos mirando Nuevo Orden, porque permite acercarse a la pobreza ideológica de los grupos que patrocinan trabajos como esta película que para ser telenovela es muy sádica y para ser la propuesta de reflexión social que, según Franco pretendía lograr, con  pena lo digo, es basura fílmica.

Y sin pretender un pronóstico sobre el futuro de la industria fílmica en México, no parece que el filme de Michel Franco vaya a gozar con el paso del tiempo de alguna revaloración, como ocurre con las películas de El Santo o las de ficheras, que son malas producciones, pero ahora tienen su dosis de humor involuntario, a diferencia de Nuevo Orden, cuyas escenas violentas son morbosas y repulsivas. 👣