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Cine en TV: El Signo de la Muerte

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POR LA LIBRE

Cartel 1939 Cantinflas El Signo de la Muerte

La casualidad quiso que sintonizara la televisión en el canal 14 del Estado Mexicano en una hora insólita, al término de mi monitoreo de noticias. Transmitían una película en la que aparecía Cantinflas, aunque debo enfatizar que más bien era Mario Moreno, el actor, porque aunque el personaje de lenguaje intrincado estaba ahí, no se desbordaba todavía en su esplendor. Entonces, me quedé a ver la historia.

Era nueva para mí. Se titula “El Signo de la Muerte”, dirigida por Chano Urueta en 1939 y con guión de Salvador Novo. Así que ya entra en la categoría de cine de culto.

La trama es de misterio, con toques de humor, y tal vez lo que me atrapó fue su vigencia, a más de ochenta y tantos años de su estreno: Una pareja de periodistas que deciden investigar una serie de asesinatos de mujeres (lo que hoy de modo correctamente político se denomina feminicidio) y, en su intento por descubrir al criminal, se vuelven objetivo del líder de una secta y sus secuaces.

En todo el tiempo que ha transcurrido desde el estreno de la película de Urueta pareciera que la sociedad mexicana no ha cambiado; pero el filme derrumba mitos que quieren vender a los netizens o ciudadanos internáuticos del siglo veintiuno, empezando por la leyenda del rol social femenino que persistió hasta que llegaron los movimientos feminazis contemporáneos y la reciente liberación de la comunidad LGBT y más.

En la película, la reportera estrella del diario de mayor circulación, que en algún momento es secuestrada por una secta racista tipo Poder Prieto a la quinta potencia, decidida a acabar con todos los blanquitos con ancestros españoles (hoy les dirían whitexicans 🤭), es la que induce a su novio, también reportero, a una competencia por la nota de ocho columnas de su periódico.

Los dos periodistas se enfrentan a la indolencia de su jefe de información que les exige notas amarillistas, así como a la prevalencia de los intereses económicos del periódico sobre la necesidad de encontrar la verdad de un tema que angustiaba a la sociedad del contexto fílmico, o sea la desaparición y asesinato de mujeres jóvenes.

Un momento curioso de la película, que podría ser un mensaje ¿secreto? deslizado por el entonces guionista Salvador Novo, reconocido finalmente como uno de los grandes poetas, escritores y dramaturgos mexicanos, es la presunta borrachera que comparten Cantinflas, testigo involuntario del secuestro de una mujer, y el detective del caso, personificado por Manuel Medel, por la que ambos hombres viven un sueño travesti en el que Mario Moreno juega a ser la emperatriz Carlota y romancea sin inhibiciones con Medel disfrazado de Maximiliano de Habsburgo.

Y es que pareciera que en esos tiempos iniciales de la industria cinematográfica, a pesar de los tabúes sociales persistentes sobre la homosexualidad masculina, ésta era un tema que se tocaba con humor sutil y la intención de recordarle al mundo que el amor entre hombres estaba ahí, aunque no fuera a la vista de todos.

El sonido de la copia restaurada por la UNAM de “El Signo de la Muerte” ya es defectuoso y hay muchos diálogos que no son ciento por ciento claros; pero no tiene desperdicio y es un filme obligatorio para los amantes del cine internacional. 👣

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