Los Retos de la Primera Elección Judicial

La primera elección de integrantes del Poder Judicial en México es todo un reto para los ciudadanos. Las cabezas visibles de la institución son los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y algunos magistrados. Así que votarlos no será complicado.

Empero, conforme las estructuras del Poder Judicial van haciéndose más locales (por decirlo de un modo simple), se ingresa a un terreno pantanoso y oscuro. Si se sale a la calle a preguntar a los ciudadanos quién es su juez de Distrito en materia administrativa, prácticamente nadie puede responder.

Los jueces de distrito y magistrados locales, al paso de las décadas, se convirtieron en burócratas que, pese a su poder de decisión, han hecho de la impartición de justicia un proceso largo y tortuoso para las víctimas que, muy frecuente, desisten en su búsqueda de atención a sus demandas; así que la reforma judicial en marcha es impostergable, a todos niveles.

Sin embargo, no va a ser asunto fácil para los electores y es de esperarse que el procedimiento sea perfeccionado para la próxima elección que deberá llevarse a cabo en 2027.

Ni las limitaciones en la difusión del proceso ni las campañas negras desatadas en redes sociales y medios corporativos de comunicación son el factor principal de desaliento ciudadano, sino que las listas de candidatos – salvo las de los aspirantes a la Suprema Corte de Justicia – dicen poco o nada a los votantes, de acuerdo con lo que pude comprobar a través de breves entrevistas con ciudadanos de a pie, como se dice coloquialmente.

Los candidatos son prácticamente desconocidos para la mayoría de los electores, incluso, los jueces y magistrados en funciones que buscan mantenerse en sus cargos.

En su mayoría, por lo menos en la zona sureste de la Ciudad de México que tomé como muestra para mi sondeo, los aspirantes están vinculados de una u otra forma al Poder Judicial: Ya sea porque están activos en los cargos por los que compiten, porque están buscando un ascenso en el escalafón judicial o están trabajando dentro de las estructuras judiciales y desean entrar al circuito de los juzgadores.

No hay sangre nueva, en gran medida porque las postulaciones, sobre todo del Poder Judicial y del Legislativo, privilegiaron una hipotética experiencia laboral de los candidatos sobre las propuestas de quienes, sin tener experiencia dentro de los tribunales, podrían tener ideas creativas o menos vicios profesionales para impartir justicia.

La paridad de género explícita en las boletas también causa desaliento entre los hombres votantes, porque se sienten minimizados o excluidos de la toma de decisiones, pues hay boletas donde hay que elegir a cuatro o cinco mujeres y dos hombres. Eso significa que se debe replantear el manejo de la paridad ante los electores y ante la población en general.

Todas estas son ideas al vuelo sobre los retos evidentes de la elección judicial que es, ante todo, un gran experimento perfectible. Apenas termine esta primera elección, será indispensable que las autoridades correspondientes empiecen a organizar la siguiente, incluyendo una difusión educativa de cómo funcionan los distintos niveles del Poder Judicial y que la ciudadanía conozca a los impartidores de justicia, sobre todo, a los que se desempeñan a nivel regional.

Por ahora, los ciudadanos tienen un importante compromiso de salir a votar haciendo su mayor esfuerzo. 👣