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“C‘est dur d’être aimé par des cons. Le procès” (algo así como “Es difícil ser amado por imbéciles. El proceso.”) es un documental del director francés Daniel Leconte, que abre la quinta edición de My French Film Festival 2015, una muestra de cine francés online que ya es un clásico de la cinematografía global, el cual resulta obligatorio para quien quiera hacer una reflexión profunda sobre la democracia y la libertad de expresión en Occidente.
La exhibición del documental de 2008, que toma su título de una caricatura de Jean Cabut, mejor conocido como Cabu, que publicó Charlie Hebdo en 2006, y que causó la ira del mundo musulmán, es una acción solidaria de los organizadores del evento con el movimiento Je suis Charlie contra el terrorismo fundamentalista islámico que oficialmente atacó y mató a varios miembros de la planta editorial de la revista satírica francesa, el pasado 7 de Enero 2015.
A través de entrevistas con periodistas y testigos, que se entremezclan con escenas in situ de un juicio que tuvo lugar en 2007, el filme sitúa al espectador en los pasillos de los tribunales franceses donde la publicación satírica y su entonces editor Phillipe Val, enfrentaron una demanda de los líderes de la comunidad musulmana francesa, quienes consideraban que el trabajo de Charlie Hebdo tenía tintes de discriminación racial y religiosa, además de que incitaba al odio étnico.
Val y su equipo, en aquellos días y también hasta el día de la muerte de los caricaturistas Charb, Cabu, Honoré, Tignous y Wolinski, se asumieron como un paradigma de la libertad de expresión y la democracia en Francia. Según ellos, poner límites al derecho de expresarse que puede en un momento dado incluir el insulto, significaría echar a la basura los pilares de la Revolución Francesa y la democracia occidental: Libertad, igualdad y ¿fraternidad… O únicamente odio primitivo a lo diferente?
Ciertamente la burla de Charlie Hebdo se extendía con frecuencia a la religión católica y a cualquier figura pública o institución susceptible de ser satirizada. El último número publicado por Charby compañía, presenta a una grotesca virgen María con las piernas abiertas y los genitales convenientemente escondidos detrás de la cabeza de un pícaro niño Jesús.
En su momento, de acuerdo con lo que se ve en el documental, Charlie Hebdo recibió, a pesar de todo, el espaldarazo del entonces presidente de la república Nicolas Zarkosy y también de quien sería su sucesor y actual mandatario, Francois Hollande, los cuales siempre fueron blanco de la rabiosa sátira de la revista.
Está de más decir que Charlie Hebdo ganó la demanda de 2007 por un principio jurídico que plantea que en un Estado democrático es preferible el exceso de libertad en el periodismo, que la censura; y cualquiera que crea en la democracia está de acuerdo con ello; pero… ¿es honesto, es ético, que los periodistas trasladen en nombre de la libertad de expresión, sus filias y fobias personales, a la labor de informar y analizar la realidad, como lo hizo hasta el último día el equipo de Charlie Hebdo, encabezado por el caricaturista Stéphane “Charb” Charbonnier?
Esa es la pregunta sin respuesta que queda en el aire después de ver el documental de Leconte, por supuesto totalmente inclinado a la causa de Charlie Hebdo, que desde fuera parece justa e irrebatible; aunque, paradójicamente, el propio filme da pie al espectador a ser más riguroso en su análisis sobre la causa que los periodistas asesinados de Charlie Hebdo decían defender.
Para los caricaturistas franceses asesinados, era gracioso insultar. En el documental, uno de sus seguidores dijo, palabras más, palabras menos, a un grupo de ciudadanos que manifiestaba su desacuerdo con el estilo satírico de la revista: “Tú estás en la libertad de escupirme, si no te parece lo que digo”. Lamentablemente, bajo ese punto de vista hubo quienes ejercieron una falaz libertad de expresión, matando a los periodistas satíricos a sangre fría.
Los grupos musulmanes que demandaron en 2007 a Charlie Hebdo, afirmaron en entrevistas dentro del documental de Leconte que la publicación realmente no hacía sátira del terrorismo fundamentalista, ni hacían crítica para crear conciencia social sobre el peligro del radicalismo islámico, sino que se limitaban a injuriar de modo reiterado los símbolos del Islam y a sus creyentes, creando de paso un estereotipo discriminatorio de los inmigrantes de lo que genéricamente se llama Medio Oriente, que viven en Europa.
Lo que ocurría en la sala de redacción de Charlie Hebdo, la tarea de los caricaturistas que desde su escritorio jugaban cotidianamente a ser mártires de la libertad de expresión en su muy privada cruzada, debe verse en el documental, que sin duda es clave para tratar de entender a la Francia contemporánea y su pesadilla “integrista”, como llaman los franceses a los extremistas islámicos.
ENLACES RELACIONADOS:
- “Le Procès” en MyFrenchFilmFestival
- Obama weighs in on freedom of speech after Charlie Hebdo massacre
- Le Monde: Un quotidien nippon s’excuse d’avoir publié la «une» de «Charlie Hebdo»
- Irish Times: Limerick school apologises for Charlie Hebdo in classroom
- Revolución 3.0: Charlie Hebdo: La historia nunca es en blanco y negro
- Forum: Charlie Hebdo: ¿Libertad de expresión o de comercio?