Al menos eso dicen en mi pueblo. Y cuenta la leyenda que el mejor alcalde del mundo se creyó las palabras aduladoras del espejo mágico de Blanca Nieves y no resistió que un periodista cuestionara sus políticas sobre comunicaciones y transportes en la caótica capital mexicana.
El periodista, de nombre Andrés Lajous, criticó en el diario local El Universal el doble rasero de algunas políticas de Marcelo Ebrard, jefe del Gobierno del Distrito Federal, quien en la Aldea Global se promueve como eco-gobernante que viaja en bicicleta, cuando que en casa tumba reservas ecológicas para que los ricos se trasladen rápida y cómodamente en sus vehículos de emisiones CO2.
La leyenda plasmada en el timeline de Twitter, el chismógrafo online de mayor éxito en 2010, narra que Ebrard tiene como asistentes a un par de tontos con suerte (no sabemos aún si buena o mala), que aseguran haber estudiado en una institución académica que no existe -eso sí imaginariamente ubicada dentro de la UNAM- los cuales, queriéndose pasar en bluffeo, hicieron pública la supuesta satisfacción del “jefe” por ataques verbales que presuntamente propinaron al periodista en la web.
Mal empezó el año el mejor alcalde del mundo cuando confió en su vocero y un asesor que dizque tomó un curso de buenos modales o algo así en Cambridge para twittear: “PASE DE MIL, PASE DE MIL SEGUIDORES. TURURURUU. VAYA FORMA DE EMPEZAR EL 2011. !!!” (sic), sin darse cuenta de que los bonzos políticos, además de ser una diversión soez para las multitudes, atraen a depredadores, espías, mercadotécnicos y toda clase de fauna que analiza y procesa la información que se genera al interior de los grupos que rodean la gente de poder.
A Marcelo Ebrard lo ejecutarán políticamente el 3 de Enero 2011 porque rentó un par de malos patiños en lugar de estrategas de comunicación política con capacidad de construirle una imagen pulcra entre sus eventuales electores y, por lo menos entre la clase media intelectual que ronda Twitter, que tiene un nada despreciable poder de resonancia social, quedó como un político intolerante a la crítica periodística y un autócrata en potencia al que tendríamos que creerle menos de la mitad de lo que diga de ahora en adelante, en su ya de por sí accidentada carrera por la presidencia de la República.
Pero el daño a la carrera política de Ebrard gracias al fuego amigo de sus ayudantes no para ahí, porque el mensaje que contiene el juego twittero en la construcción (o destrucción) de una imagen pública también evidencia cómo se está haciendo uso de los recursos públicos, de los impuestos que pagan los ciudadanos por la marcha, en este caso de la ciudad, y qué se puede esperar si se sigue apoyando a un político que quizá tenga muchas virtudes, pero no la de comunicar de manera adecuada sus proyectos de gobierno para convencer a la ciudadanía, por la vía de la razón, de que sus decisiones realmente son benéficas para las mayorías.
En México cualquiera dice que sabe manejar redes sociales; pero lo cierto es que los que se dicen expertos y quieren dorarle la píldora a quienes desconocen el ciberespacio no han leído a los teóricos de la comunicación ni han estudiado técnicas efectivas de e-marketing, que son las bases de la “nueva” comunicación política y de la democracia del siglo XXI. Así, Ebrard y muchos otros suspirantes del poder, en México y en otros lugares también, estarán cavando sus tumbas electorales si no aprenden a aplicar las reglas básicas de las teorías políticas y sociales a las tecnologías de la información, que por cierto, se usan exitosamente en otras regiones del mundo. <<>>